viernes, 1 de junio de 2012

HISTORIAS DE FILADELFIA. Un clasico decepcionante

                                                  
Fantástica iniciativa la de Televisión Española poner películas clásicas en su horario de máxima audiencia. Algo bueno teníamos que sacar con esto de no tener dinero, se tienen que ajustar y han ido a una iniciativa barata y buenísima. Alguno de los títulos que han pasado por la pantalla es Los profesionales (maravilloso western), Grupo Salvaje (obra maestra) y ayer pasaron el clásico “HISTORIAS DE FILADELFIA”. Si hacen un tiempo me dicen que la televisan publica en “prime time” van a pasar una película en blanco y negro del año 1940 no me lo hubiera creído, felicitaciones para los responsables al día de hoy de la televisión publicas eso demuestra que siempre se puede recurrir a los clásicos para que la gente no se vaya a otro canal.
 Historia de Filadelfia la recordaba como una gran comedia, muy divertida y con grandes estrellas. Hubiera conservado ese grato recuerdo si este clásico no lo hubiera visto ayer y me quedara absolutamente decepcionado con una película que a grandes rasgos es un bodrio.
   En la introducción que hace la propia cadena sobre la película dice que es una crítica a las clases altas de la sociedad americana de aquella época, no recordaba que fuera así, volviéndola a ver no encontré dicha crítica.
Producida por Josep L. Mankiewicz director de renombre entre cuyas obras se encuentran “Cleopatra”, La Huella”, “De repente el ultimo verano”, y muchas otras. Siempre tiende a dar a todas sus películas un toque algo intelectual que acaba haciendo que muchas de sus películas sean algo soporíferas a las cuales el tiempo las trata mal. En esta ocasión no la dirige sino que esta función se la deja al siempre eficaz George Cukor, siempre mas preocupado de que sus estrellas femeninas queden de maravilla y relegando a sus actores masculinos a un papel mas secundario. Aquí lo vuelve hacer, Katharine Hepburn esta en todos y cada uno de los planos de este largometraje. Todo en la película es de relumbrón, actores, productor, música y director.
James Stewart se llevo el oscar, y no me extraña porque es lo único que por momentos se salva, al menos se le ve autentica voluntad de dar el papel. Cary Grant esta lamentable en toda la película, su actitud es apática, se limita a estar delante de la pantalla y no disimula que aquello ni se lo cree ni le apetece, quizás uno pueda pensar que Cary Grant es así, pero solo hay que verlo en La fiera de mi niña para comprobar que no es así. Katharine Hepburn hace de ella misma, este tipo de papel para ella no era ni un reto, se limita a poner una cara de los fascinada que esta de que todos la traten como a una diosa o como a una reina, no se sabe muy bien porque todos cada vez que se dirigen a ella la tengan que estar continuamente diciéndola que es una reina o una diosa. Todos los personajes pululan a su alredor como machitos en celo, y no sabes porque, ya que el personaje no destila en ningún momento erotismo.
  Cuando la película quiere dar un paso adelante en suspicacia y picardía, el argumento da un paso y atrás y allí no ha pasado nada, me refiero a James Stewart y Katherine Hepburn, la noche antes de que esta se case, ellos borrachos después de una fiesta y bien entrada la noche, se besan y se los ve que se dirigen a darse un baño nocturno en la piscina, el prometido les piílla al regreso del baño y creyéndose que ha pasado algo decide no casarse, pues no, resulta que en aquel baño no pasa nada porque hay que cubrir la reputación del personaje y de la estrella que lo interpreta.
  Hay cosas del argumento que no te explicas, que pinta en la boda el exmarido de Katharine Hepburn ósea Cary Grant, después de que el matrimonio se rompiera por el alcoholismo de el y llevaran tres años separados. Entiendo que esto puede ser un giro para la comedia pero es que en toda la película no hay un solo momento delirante producido por este ser extraño en una boda como es el exmarido.
  El director/a de vestuario esta poco acertado, por ser beligerante con el, porque los modelitos que van exhibiendo cada personaje son de lo mas ridículo. Quizás el mas desafortunado, una vez mas, es Cary Grant, el cual esa elegancia que exhibía en otras películas aquí no la tiene en ningún momento, y no será porque no se cambia veces, porque exhibe unas cuantas chaqueas a cada cual mas horrible. A la niña la ponen unos vestiditos y sus sombreros que estas mas pendiente de eso que de lo que dice o hace, porque te apiadas de lo ridícula que esta, y por no hablar de los vestidos o las batas que Katherine Hepburn saca después de estar en la piscina, menos mal que solo se la ve muy breve con el traje de baño, porque el bañador se las trae y como la queda es inenarrable.
 Los diálogos son grandilocuentes, falaces y ridículos que llegan incluso a sonrojar por su estupidez, eso si todo con un alo de seudo intelectualidad que queda muy bien para ser un película culta, sencillamente sonroja.
  No se priva de los tópicos mas zafios de las películas de bodas, además el topicazo mas común que es de que el prometido es un idiota, un ridículo que sabes desde la primera escena que no se va a casar con el, siempre tienen que buscar a un actor que no tenga nada de química con la protagonista o un actor de reparto frete a una estrella, claro esta tiene todas las de perder.  Ya en la primera escena que sale el prometido lo deja claro ridiculizándolo al subirse a un caballo con la mofa de los de más personajes. Curiosamente este es el único personaje que se ha hecho a si mismo, ha ido ascendiendo socialmente gracias a su trabajo, pero es el personaje de las burlas de los demás, incluso la familia muestra un alivio cuando Tracy Lord (Katherine Hepburn) decide no casarse con el.
  Como no se podía esperar otra cosa Cary Grant y Katherine Hepburn se acaban casándose, ante el regocijo de la familia. No se sabe del porque ella decide al fin volver con el, porque en todo el metraje no hay un solo momento de amor y complicidad entre ellos dos, simplemente obedece a un cliché cinematográfico en el cual las dos estrella debían acabar juntos.  Resaltar un escena infame que es cuando ella va a comunicar que no se casa a los invitados, James Stewart se ofrece a casarse con ella ante los ojos incrédulos de su compañera en las tareas periodísticas la cual esta enamorada perdidamente de el, toda una sutileza de escena.   
   Al principio de la película se da unas escenas típicas de las comedias de enredo y es la suplantación de personajes, esto dura poco, al fin y al cabo no se pretendía que fuera una comedia de enredos, y todo se acaba porque lo que podía dar confusión y cierta critica a esa sociedad bien pensante es que el padre de Katherine Hepburn esta liado con una bailarina, todo se resuelve chantajeando al editor del periódico que tiene la noticia, claro presentando al editor como un zafio y sin embargo el padre como un tipo muy decente, puesto que a la madre no parece importarle, al fin y al cabo la moralidad de la época lo consentía.
    Todo esto se podría perdonar si fuera luego una película entretenida, lúdica y divertida, al fin y al cabo se trata de una comedia. Historias de Filadelfia resulta ser un film pesado, pretencioso, no emociona en ningún momento, no resulta graciosa, la dirección es esquemática, limitándose a mostrar todo como si fuera un escenario en el que van saliendo y entrando personajes sin ningún interés.
  Historias de Filadelfia resulta un clásico venido a menos, el tiempo no le ha perdonado el paso de los años.
 Si quieres ver una comedia intrépida y maravillosa en la que están Cary Grant y Katherine Hepburn  te recomiendo “La fiera de mi niña” y si quieres deleitarte con James Stewart tienes que ver “El bazar de las sorpresas”, dos comedias magistrales en las antípodas de esta entupida comedia a la cual no la encuentro la comicidad.
                                                            

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