lunes, 6 de febrero de 2012

WAR HORSE (Caballo de Batalla) Un cursi e inocente campo de batalla.

Vaya por delante que WAR HORSE aquí titulada CABALLO DE BATALLA no es una mala película, tiene incluso alguna épica del cine del pasado.  Tiene lo mejor y lo peor del cine de Spielberg, por un lado su capacidad para el entretenimiento y por otro el lado más cursi, sentimental e inocente de su cine.
  War Horse tiene más de lo segundo que de lo primero y eso que su excesivo metraje no es un lastre.  Pero la película no puede ser más inocente y más cursi de lo que es.
  Spielberg siempre ha tenido una obsesión por juntar a la familia alrededor de sus películas, pocas veces su cine a incomodado a nadie, si hace una película sobre el nazismo rueda una historia sobre la excepción de un nazi que ayuda a los judíos, no escarbó en el verdadero horror que supuso el nazismo por allí donde paso. Su cine siempre ha tenido ese marchamo de buenismo que tan bien le ha funcionado, quizás su película mas dura sea Munich que por otra parte es su mejor película en años.
    Pero esa obsesión por el cine familiar más cursi ha llegado a su máxima expresión con este film. La trama gira sobre las andanzas de un caballo en el campo de batalla de la I Guerra Mundial. Spielberg podría haber mostrado los horrores de la guerra, pero no ha optado por esa posibilidad. El caballo va pasando de unos dueños a otros y todos son a cada cual mas buenos y mejores personas, da igual si le acogen soldados ingleses o alemanes o desertores o campesinos, da igual todos son buenísimas personas que en medio del caos de una guerra mantienen la humanidad. En lugar de recorrer el horror que supuso esta guerra es un recorrido por la candidez del ser humano. Bien, podía ser una posibilidad si estuviera bien contado, pero repetidamente cae en lo cursi e inocente.
  En el cine que el protagonista es un animal, ya sean perros, caballos, cerdos o el animal que queráis al espectador le gusta mucho que ese animal tenga un comportamiento llamémosle “humano”, queda muy bonito, emociona mucho y hasta en ocasiones resulta convincente. Aquí Spielberg otorga al caballo ese comportamiento repetidas veces con el único fin de que te emociones, pero que de verdad no creo que nadie se consiga emocionar y menos creérselo, aquí lo utiliza como un elemento fácil y recurrente que en otro cineasta con menos recursos se le podría perdonar. Dentro de todo el caballo es el mejor interprete puesto que el resto de actores estan sencillamente lamentables, alcanzando cotas sonrojantes Jeremy Irvine interpretando a Albert el dueño legitimo de Joey.
    Hace ya demasiadas películas que Spielberg muestra cierto decaimiento en su cine, lo intenta pero no consigue llegar a sus mejores momentos, aunque siempre hasta en sus mejores años ha compaginado proyectos excelentes con películas rutinarias como Hook, Amistad, Always, pero desde que hizo Salvar al Soldado Rayan no ha hecho una película buena, excepto Munich, y en estos años no ha logrado estar a la altura de sus buenas películas. Ni siquiera en sus proyectos televisivos ha conseguido encandilar a nadie, obteniendo incluso fracasos comerciales cosa impensable en otro tiempo.
  Quizás ya no es cosa solo de este director que nos deleito en tiempos pasados, es que directores de su generación como Scorsese, Coppola, Friedkin, Lucas, Bogdanovich, incluso actores de esa época como De Niro o Pacino muestran una absoluta falta de ese talento que un día demostraron, una generación que poco a poco todos han ido cayendo en un cine mediocre.  Era impensable que estos directores de una generación de oro del cine americano pudiese agotarse, pero es así, siguen haciendo películas pero dudo que vuelvan ha sorprendernos con algún largometraje que se acerque a sus mejores momentos, y es que se han alejado tanto de ese cine que hicieron que no creo que puedan encontrar el camino.
    Parece insultante que en medio de un horror tan espantoso como fue la I Guerra Mundial, Spielberg solo muestre una inocencia cursi y almidonada.  Pero es que no quiere molestar a nadie, ni a los papás ni a los hijos, al fin y al cabo su propósito es la taquilla y para eso no hay mejor manera que llevar a toda la familia al cine y al salir se sientan buenas e inocentes personas, lastima que no se puedan llevar un caballo a casa como harían si hubiera sido un perro, para luego cuando se les pase el sopor de la película abandonarlo en alguna esquina.
  

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