miércoles, 26 de agosto de 2015

EL HOMBRE QUE PUDO REINAR

La primera vez que vi EL HOMBRE QUE PUDO REINAR era muy joven y salí estupefacto, no me gusto absolutamente nada, salí aburrido, aquello no era una película de aventuras al uso y por si fuera poco aquello acaba fatal.
 Años después la volví a ver y esta vez me dejo alucinado, no podía ser de otra manera porque EL HOMBRE QUE PUDO REINAR es una película grandiosa y el error esta en verla solo como una película de aventuras, porque es mucho más que eso, es sobre la amistad, sobre la lealtad, sobre los sueños y las ilusiones, sobre el espíritu aventurero y sobre la dignidad.
 John Huston nuevamente nos cuenta la historia de dos soñadores que emprenden una aventura en busca de riquezas y gloria,  pero que después de tenerla la pierden porque ni son reyes ni son dioses y lo único que les va a quedar es la dignidad y su lealtad.
 Película con bellos paisajes y una interpretación de Michael Caine y Sean Connery deslumbrante. Con una acción muy contenida y escenas largas, no es una película trepidante ni de gran jolgorio mas bien apela a las emociones y a los sentimientos y consigue que el espectador se conmueva con las aventuras de estos dos rufianes, eso sí ingleses, que como ellos mismo dicen es lo más parecido a dios.

  Basada en un relato corto de Kipling, Huston la lleva a su terreno para describirnos unos personajes perdedores pero que acaban siempre con su dignidad intacta y una lealtad inquebrantable. Obra maestra.

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